Ingresó al Colegio Militar de la Nación el 3 de marzo de 1942 y se graduó el 21 de diciembre de 1944 recibiendo el grado de subteniente de Infantería.
El 24 de marzo de 1976 encabezó, junto a Emilio Eduardo Massera y Orlando Ramón Agosti, el golpe de Estado que derrocó a la presidenta constitucional María Estela Martínez de Perón, dando comienzo al autodenominado Proceso de Reorganización Nacional y la época más oscura de nuestra historia reciente. Cinco días después, el 29 de marzo, el por entonces General hizo su primera cadena nacional como presidente de facto, cargo que ocupó hasta 1981.
Además de las torturas, violaciones, exilio, censura, desaparición, asesinatos y robo de bebés, el Proceso de Reorganización Nacional fue caracterizado por una economía salvaje manejada por José Alfredo Martínez de Hoz.
El plan económico fue de entreguismo a las potencias extranjeras, cierre de empresas nacionales, sustitución de importaciones, caída abrupta del salario, acompañadas por la desaparición de los principales líderes sindicales, entregados en muchas ocasiones por los dueños de las empresas dónde trabajaban; inflación, toma de deuda externa y un crack financiero que puso fin a la etapa denominada «Plata dulce».
La quiebra del Banco de Intercambio Regional junto con el cierre de otras 37 entidades financieras, que a su vez repercutió en sectores industriales, originando una fuerte corrida bancaria y fuga de divisas. En este contexto, las deudas de diferentes empresas como Alpargatas S.A., Grupo Macri, Banco de Galicia, Bunge y Born S.A., Loma Negra S.A, Ingenio Ledesma, Pérez Companc S.A., ACINDAR S.A., Bridas – Papel Prensa, entre otras fueron transferidas directamente al Estado Nacional.
El gobierno del terror de Videla también quedó en la historia por la organización del Mundial de Fútbol de 1978, donde la Selección Argentina se consagró campeona por primera vez y lo tuvo a él como figura destacada en la platea del Monumental, mientras que a pocos metros, en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), se cometían atroces crímenes contra la humanidad, algo que a los ojos de la comunidad internacional, reunida por el evento deportivo, no pasaron desapercibidos.
En 1979, durante una conferencia de prensa brindada en la Casa de Gobierno el periodista José Ignacio López le preguntó por la mención que había realizado el papa Juan Pablo II sobre los detenidos – desaparecidos, a lo que Videla pronuncia una de las frases más cínica y siniestra, que iba a quedar registrada en el inconsciente colectivo de la Argentina.
«Para defender la libertad y la dignidad del hombre, la Argentina tuvo que enfrentar este tremendo problema de una guerra en la que pagó precio de sangre. Los argentinos no tenemos nada de qué avergonzarnos porque justamente eso ocurrió en defensa de los derechos humanos del pueblo argentino gravemente amenazado por el terrorismo«, afirmó.
Y agregó: «Frente al desaparecido en tanto éste como tal, es una incógnita el desaparecido. Si el hombre apareciera tendría una tratamiento X, si la aparición se convirtiera en certeza de su fallecimiento tiene un tratamiento Z, pero mientras sea desaparecido no puede tener un tratamiento especial es un desaparecido, no tiene entidad no está ni muerto ni vivo, está desaparecido, frente a eso no podemos hacer nada».
Cuando Videla deja el gobierno a las Juntas no le iba a quedar mucho hilo en el carretel, con una economía en crisis y observados en el exterior por las violaciones a los Derechos Humanos, en 1981 asumen el poder del Ejecutivo nacional Roberto Viola. Tras dos interinos, llega al mando Leopoldo Fortunato Galtieri, que selló el final con la frustrada Guerra de Malvinas, y Reynaldo Benito Antonio Bignone que estuvo al frente hasta las elecciones que consagrarían como presidente a Raúl Ricardo Alfonsín.
Tras la recuperación de la democracia, Jorge Rafael Videla fue juzgado y condenado en el histórico Juicio a las Juntas en 1985 a prisión perpetua por crímenes de lesa humanidad, pero en 1990 el presidente Carlos Menem lo indultó. En 1998 regresó a prisión, aunque al mes se le concedió el beneficio del arresto domiciliario.
En el 2008, el presidente Néstor Carlos Kirchner tomó la decisión de promover los juicios por delitos de lesa humanidad por lo que el beneficio fue revocado y trasladado a la cárcel que funciona en Campo de Mayo. En 2010 fue condenado prisión perpetua a cumplirse en una cárcel común y dos años más tarde se lo sentenció a 50 años de prisión por el robo de bebés.
Finalmente, la fría madrugada del 17 mayo del 2013, a los 87 años de edad, murió Jorge Rafael Videla, juzgado por sus delitos y por sus silencios, preso en una cárcel común.
Como una metáfora del destino, su cuerpo permaneció sentado en el inodoro de la celda, hasta que a las cuatro de la tarde lo llevaron a la morgue judicial, donde los forenses constataron que padecía problemas cardíacos y un tumor de próstata, a lo que se le sumaron las lesiones por una caída.